
Hay médicos que diagnostican.
Y médicos que recetan y curan.
Con el periodismo pasa lo mismo.
Hay un periodismo que refleja problemas y conflictos, y a eso se limita.
Y otro que aporta salidas y alternativas a esos problemas y conflictos.
Lo primero es más fácil y barato.
Para lo segundo las redacciones necesitan periodistas expertos o «expertos en expertos» que expliquen lo que pasa, por qué pasa lo que pasa, y qué hay que hacer para que deje de pasar lo que pasa.
Los «diarios del día después» (como suelo denominar a los diarios impresos del futuro) están llamados a proporcionar ese «plus informativo».
O se van a morir ellos solitos.
Y esa puede ser, estoy absolutamente convencido, una de sus grandes fortalezas y valores diferenciales con otros medios y plataformas.
A la gente no le basta con saber si tiene una enfermedad: la gente quiere saber cómo curarse.
La gente busca esperanza.
A eso le llamo yo «periodismo de problemas y soluciones».

Cierto, muy cierto, ese paso ‘mas allá’ en el alcance de la información es lo que hará que los lean. Aunque haya lectores a los que todavía les basta con que le cuenten el cuento.