
Hay médicos que diagnostican.
Y médicos que recetan y curan.
Con el periodismo pasa lo mismo.
Hay un periodismo que refleja problemas y conflictos, y a eso se limita.
Y otro que aporta salidas y alternativas a esos problemas y conflictos.
Lo primero es más fácil y barato.
Para lo segundo las redacciones necesitan periodistas expertos o «expertos en expertos» que expliquen lo que pasa, por qué pasa lo que pasa, y qué hay que hacer para que deje de pasar lo que pasa.
Los «diarios del día después» (como suelo denominar a los diarios impresos del futuro) están llamados a proporcionar ese «plus informativo».
O se van a morir ellos solitos.
Y esa puede ser, estoy absolutamente convencido, una de sus grandes fortalezas y valores diferenciales con otros medios y plataformas.
A la gente no le basta con saber si tiene una enfermedad: la gente quiere saber cómo curarse.
La gente busca esperanza.
A eso le llamo yo «periodismo de problemas y soluciones».
Cómo matar los diarios impresos… 28
Lo escuché hace años en Time magazine: «todo lo que se pueda graficar, no se escribe».
Punto.
Yo lo tengo muy claro.
Pero en todavía muchas redacciones, no.
Y así les va.
Ignorar, infravalorar o despreciar hoy la infografía es patético y hasta suicida.
Y pensar que los infografistas no son periodistas todavía peor.
Eso mismo decían de los diseñadores, de los fotógrafos y de los ilustradores en general.
Y ahora de los desarrollares que trabajan en y con las redacciones.
Eso lo aprendí en USA Today del bueno de Richard Curtis al que le costaba cabrearse: «Oigan ustedes, los periodistas gráficos no trabajan «para» nosotros sino «con» nosotros, porque son iguales que nosotros».
Simplemente que cuentan historias con otras herramientas periodísticas.
No se si me explico.
Yo, a los que quieren perpetuar un sistema de castas en nuestras redacciones ,les diría que pasen por caja o se jubilen.
Y que no nos hagan perder tiempo, dinero y lectores.
Porque la infografía consigue lo contrario: nos ahorra tiempo, hace vender más y atrae nuevos lectores.
Porque es Periodismo Puro y Duro.
Periodismo Caviar.
Cappichi?
* Aunque ya creo haberlo dicho, todas estas pantallas me las hizo Antonio Martín Hervás, consultor estrella de INNOVATION, periodista donde los haya y periodista gráfico de primera, un crack con quien es un placer trabajar porque consigue que mis mensajes sean claros y directos: porque a veces una imagen vale más que 100 blogs o 100 discursos.
Cómo matar los diarios impresos… 21
La transición digital de los medios impresos no es fácil pero tampoco imposible.
Si se ponen los medios.
La gente.
Y los recursos.
Por ejemplo, los desarrolladores.
Profesionales que hasta ahora trabajaron confinados en los departamentos de IT.
Aislados de las redacciones.
Como si fueran unos apestados.
Cuando en realidad son unos virtuosos de los lenguajes multimedia imprescindibles.
Pongámoslos a trabajar codo con codo con el resto de periodistas.
Porque no trabajan «para» nosotros sino que son «como» nosotros.
Hacen periodismo por otros medios.
Como los diseñadores.
Los fotógrafos.
Los infografistas.
O los ilustradores.
Que también son periodistas.
Y no esclavos de los plumillas.
Cómo matar los diarios impresos…13

Estamos en el mismo barco pero guerreando y todavía sin firmar la paz.
Con un «ellos» y «nosotros» que es signo de inmadurez y falta de sentido común.
Porque olvidamos que todos tenemos los mismos intereses: informar y servir a lectores y anunciantes, audiencias y comunidades.
Pero seguimos queriendo hacer la guerra por nuestra cuenta.
Al precio que sea.
Normalmente, la esterilidad, la crisis y la decadencia de nuestras redacciones.
Cuando no podemos permitirnos el lujo de perder el tiempo en discusiones bizantinas y estériles.
Entre talibanes del papel.
Y talibanes digitales.
Porque, señoras y señores, nadie es más que nadie.
Nadie.
Ni usted ni yo.
Nadie.
En las redacciones multimedia del futuro necesitamos talentos complementarios.
Nadie sobra.
Necesitamos, por el contrario, talentos que nos enriquezcan.
Gentes que nos unan.
No que nos dividan.
Con trifulcas de fanáticos.
Incapaces de ver que el futuro es de todos.
Trabajando juntos.
Sin arrogancia.
Como profesionales.
Y gente seria.
No como adolescentes malcriados.
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Estaban en sus laboratorios.
En otras plantas.
Marginados de las redacciones.
Donde se hablaba de «ellos» y «nosotros»
Como los infografistas.
Vistos como gente que trabajaba «para» nosotros, no «con» nosotros.
Eso hizo que muchos departamentos de fotografía se aislaran.
Y se convirtieran en guettos.
Sin voz ni voto.
Ninguneados por los plumillas.
Vistos como fotógrafos de «bodas y bautizos»
No es extraño, por tanto, que el fotoperiodismo siga siendo una asignatura pendiente.
Lamentablemente.
Inexplicablemente.
