Los diarios del futuro: de tiendas de departamentos a boutiques informativas

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Harrods es hoy un dinosaurio comercial propiedad de los nuevos ricos de Catar que se lo compraron al hortera de Mohamed Fayed.
Lo que pocos saben es que Harrod’s Stores, Limited nació como un emporio para las nueva clases medias británica que empezaban a descubrir el placer de comprar y por eso uno de sus slogans iniciales era «the cheapest stores in London for everything» y se anunciaba como «Open Free to All».
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Esa vocación de ofrecer «everything to everybody» quedaba muy clara en un anuncio de 1897 donde se listaban hasta 80 departamentos diferentes.
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Los diarios del pasado fueron también tiendas de departamentos informativos infinitos hasta que se dieron cuenta, como los grandes almacenes, que «los diarios para todos son los diarios para nadie».
Hoy muchos editores siguen creyendo en esa fórmula de dar «todo para todos’.
No se dan cuenta que el mundo de la prensa erga onmes ha muerto.
Los diarios de hoy y del futuro son y deben ser, cada vez mas, sofisticasas «boutiques informativas».
Boutiqes de Periodismo a la medida.
Periodismo de Alta Costura.
Y no Periodismo Pret-a-Porter.
Periodismo Caviar.
No Periodismo Fast Food.
O Periodismo Low Cost.
Sino lujoso Periodismo fruto de un concienzudo Slow Cooking.

Cómo matar los diarios impresos… 17


Me lo dijo hace ya muchos años uno de los primeros consultores de INNOVATION, el viejo Andrew Mango, que había sido director de los servicios en español de la BBC para el sur de Europa.
Andrew era y es un «viejo roquero» del Periodismo Caviar y no se andaba con bromas:
«Mira, Juan Antonio, a mi eso de que los hechos son sagrados y las opiniones son libres me parece muy bien pero lo que yo he aprendido en este oficio es que, en realidad, los hechos son caros y las opiniones baratas».
Desde entonces lo tengo muy claro.
Mucho del periodismo «low cost» que nos rodea es eso: abundancia de opiniones baratas y escasez de hechos.
Bla, bla, bla de tertulieros y polemistas que viven de aparentar y representar papeles prefijados, intolerantes y dogmáticos.
Al precio que sea, aunque la realidad (los malditos hechos) demuestre lo contrario.
Llenemos los periódicos de esta basura opinativa y aceleraremos la muerte del paciente.
Salgamos a la calle, viajemos, busquemos a la gente, veamos con nuestros propios ojos lo que pasa, preguntemos a los expertos por qué pasa lo que pasa, investiguemos… y el periodismo estará sano y salvo.
Hoy y siempre.
Aquí y ahora.
Y en todas partes.