
Me lo dijo hace ya muchos años uno de los primeros consultores de INNOVATION, el viejo Andrew Mango, que había sido director de los servicios en español de la BBC para el sur de Europa.
Andrew era y es un «viejo roquero» del Periodismo Caviar y no se andaba con bromas:
«Mira, Juan Antonio, a mi eso de que los hechos son sagrados y las opiniones son libres me parece muy bien pero lo que yo he aprendido en este oficio es que, en realidad, los hechos son caros y las opiniones baratas».
Desde entonces lo tengo muy claro.
Mucho del periodismo «low cost» que nos rodea es eso: abundancia de opiniones baratas y escasez de hechos.
Bla, bla, bla de tertulieros y polemistas que viven de aparentar y representar papeles prefijados, intolerantes y dogmáticos.
Al precio que sea, aunque la realidad (los malditos hechos) demuestre lo contrario.
Llenemos los periódicos de esta basura opinativa y aceleraremos la muerte del paciente.
Salgamos a la calle, viajemos, busquemos a la gente, veamos con nuestros propios ojos lo que pasa, preguntemos a los expertos por qué pasa lo que pasa, investiguemos… y el periodismo estará sano y salvo.
Hoy y siempre.
Aquí y ahora.
Y en todas partes.
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La frase les gustaba mucho a Alejandro Junco de la Vega y a Ramón Alberto Garza, años antes que fundaran el Grupo REFORMA.
Yo insistía hace ya muchos años que los diarios debían ser «refinerias periodísticas».
Y que de ello dependía la calidad del Periodismo.
Hoy sigo creyendo lo mismo.
No hay Periodismo Caviar cuando se destila poco, tarde y mal.
Cuando se despacha mercancía averiada.
Y cuando el Periodismo se pone en manos de aficionados.
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Lo importante no es dónde se difunden las «exclusivas» sino el tenerlas.
Y si se tienen, por supuesto, hay que darlas a conocer con estrategias inteligentes y creativas que no perjudiquen al papel.
Las redes sociales, la web, la radio o la televisión pueden y deben hacerse eco de esas «exclusivas»
No faltaría más.
Pero una cosa es hacerse eco y otra quemarlas.
Promocionemos nuestras exclusivas cuanto antes, más y mejor, pero no las regalemos.
Ese es el tipo de contenido que justifica que el acceso total sea de pago.
Porque nadie paga, ni pagará, por nada que no sea escaso, único y exclusivo.
Regalarlo, señoras y señores, es el comienzo del fin.
Salvo que creamos en el «periodismo sin periodistas» que es lo mismo que el «chocolate sin cacao»
Algo en lo que un servidor, con perdón, no cree en absoluto.
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Estamos en el mismo barco pero guerreando y todavía sin firmar la paz.
Con un «ellos» y «nosotros» que es signo de inmadurez y falta de sentido común.
Porque olvidamos que todos tenemos los mismos intereses: informar y servir a lectores y anunciantes, audiencias y comunidades.
Pero seguimos queriendo hacer la guerra por nuestra cuenta.
Al precio que sea.
Normalmente, la esterilidad, la crisis y la decadencia de nuestras redacciones.
Cuando no podemos permitirnos el lujo de perder el tiempo en discusiones bizantinas y estériles.
Entre talibanes del papel.
Y talibanes digitales.
Porque, señoras y señores, nadie es más que nadie.
Nadie.
Ni usted ni yo.
Nadie.
En las redacciones multimedia del futuro necesitamos talentos complementarios.
Nadie sobra.
Necesitamos, por el contrario, talentos que nos enriquezcan.
Gentes que nos unan.
No que nos dividan.
Con trifulcas de fanáticos.
Incapaces de ver que el futuro es de todos.
Trabajando juntos.
Sin arrogancia.
Como profesionales.
Y gente seria.
No como adolescentes malcriados.
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Estaban en sus laboratorios.
En otras plantas.
Marginados de las redacciones.
Donde se hablaba de «ellos» y «nosotros»
Como los infografistas.
Vistos como gente que trabajaba «para» nosotros, no «con» nosotros.
Eso hizo que muchos departamentos de fotografía se aislaran.
Y se convirtieran en guettos.
Sin voz ni voto.
Ninguneados por los plumillas.
Vistos como fotógrafos de «bodas y bautizos»
No es extraño, por tanto, que el fotoperiodismo siga siendo una asignatura pendiente.
Lamentablemente.
Inexplicablemente.
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Nunca se pudo ser buen director o editor de un diario sin tener cultura visual, aunque sólo fuera tipográfica.
Pero hoy más que nunca.
Necesitamos redacciones que escriban bien y sepan presentar todavía mejor sus mensajes periodísticos.
A veces me sorprende que sean los anuncios lo que está mejor diseñado en muchos diarios.
Pero si ahora nuestros mensajes van desde el papel y más allá del papel, ese virtuosismo gráfico es vital.
Y no sólo con la tipografía, la fotografía, la ilustración, la infografía o el diseño.
También con lo audiovisual.
Y también con las animaciones multimedia.
Tener directores de Periodismo Gráfico y Audiovisual (PGA) es más importante y necesario que nunca.
Pero todavía lo es más que los directores y editores de esos diarios conozcan esos lenguajes.
Y respeten a los periodistas visuales.
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El mejor diseño es el que no se ve.
El que permite transmitir la máxima información sin distracciones ni interferencias.
Por eso el mejor diseño es siempre el más simple.
El más claro y ordenado.
El más transparente.
Pero para eso se necesita pensarlo con tiempo.
Planificarlo.
Pre-diseñar.
Al principio y no al final.
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Las tratamos como si fueran floreros.
Mujeres-objeto.
Arrinconadas en guetos periodísticos con nombre de mujer.
Rodeadas de potingues y luciendo el palmito.
En revistas para subnormales.
O en suplementos marginales.
No olvidemos que en Barcelona llegó a publicarse un DIARIO FEMENINO.
Como si los diarios impresos fueran sólo para hombres.
Semejante insulto a la inteligencia, al periodismo y a las mujeres lo estamos pagando muy, muy caro.
Algo suicida cuando cada vez hay más periodistas, más editoras y más directoras de diarios.
Yo trabajo y he trabajado con directoras cuya fuerza periodística era y es formidable.
Con la pasión arrolladora de Oriana Fallaci.
El virtuosismo reporteril de Alma Guillermo Prieto.
El glamour cosmopolita de Tina Brown.
El periodismo puro y duro de Sylvie Kaufmann.
O el liderazgo empresarial de Kay Graham.
En diarios magníficos
En diarios plurales.
Completos.
Para todos.
Para ellos y para ellas.
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Hace ya varios años, y mucho antes de que el fenómeno de las redes sociales fuera una realidad indiscutible, en INNOVATION añadimos este párrafo a la VISION con la que fundamos nuestra consultora («De Empresas de Medios a Turbinas Informativas»): «De Lectores a Audiencias y Comunidades».
En eso creemos y eso recomendamos.
A los diarios impresos y a cualquier empresa periodística.
¿Por qué?
Por que los mono-medios han muerto.
Las redacciones mono-medio están conenadas a desaparecer.
Y los periodistas mono-medio también.
Esta nueva perspectiva hace de todos nosotros negocios, redacciones y periodistas necesariamente multimedia.
Unos lo haremos mejor que otros.
Unos seremos más efectivos con un lenguaje que con otro.
Pero hoy el periodismo impreso sin la amplificación que supone las nuevas plataformas y las nuevas audiencias y comunidades es un periodismo en vías de extinción.
Por eso la diversificación de medios y plataformas, la convergencia tecnológica y la integración de redacciones multimedia es la única respuesta posible.
Y eso es una buena noticia.
Porque se trata de una estrategia de crecimiento y desarrollo.


