
Esa fue la gran razón de existencia de los clasificados.
La gente hacía cola en las puertas de los talleres para poder consultar antes que nadie los anuncios por palabras.
Y todas las encuestas certifican que los lectores consideran los «avisos» como parte de su dieta informativa.
No en vano, las primeras gazetas comerciales eran eso: «diarios de avisos».
Por tanto, cuantos más y mejores anuncios, mejor que mejor.
